Ellas hablan

Sarah Ellen Polley (Lejos de ella, La vida secreta de las palabras) filma con Con un elenco femenino fuerte, encabezado por Ona (Rooney Mara), Jessie Buckley (Mariche), Claire Foy (Salomé), con Frances Mc Dormand (Scarface Janz) en un pequeño y duro papel que participa también como productora. Con una estructura teatral donde lo dicho por las mujeres de distintas generaciones (para resaltar Judith Ivey (Agata) y Sheila McCarthy (Greta) como las matriarcas) es central, dado que intercambian argumentos para ver qué decidir respecto a los hombres de la aldea que abusaron de muchas de ellas. Las opciones son claras: no hacer nada, quedarse y luchar o irse. El hombre que las acompaña en esta suerte de asamblea permanente es August, quien no casualmente no forma parte directa de la comunidad, sino que de hecho volvió para ser maestro de escuela luego que su madre fuera expulsada de ahí en el pasado. Es decir, no creció ahí, y es el único hombre que las ayuda a pasar en limpio lo que cada una declara, puesto que además es el único alfabetizado dado que no está permitido para estas mujeres. Está basada en el libro de escritora Miriam Toews, que formó parte de una colonia menonita, con lo que escribió su libro con conocimiento de ese mundo. El caso real sobre el que se basa ocurrió en un grupo ubicado en Manitoba, Bolivia. Una violación de cincuenta y un mujeres y niñas luego de dormirlas con sedantes bovinos. El caso salió a la luz en su momento porque un joven fue descubierto entrando en una casa y delató a otros ocho que llegaron a la justicia y fueron condenados. Sin embargo, la película advierte desde el comienzo que lo que está a punto de ver es una ficción resultante del poder de imaginación de las mujeres y mantiene su tono de fábula sin ubicación de tiempo y espacio. Probablemente, para construir a partir de una situación extrema una forma de advertencia que prefiere que trascienda un caso puntual.

Oscar mejor guión adaptado. Estrenada en marzo en Argentina, disponible en Amazon Prime Video.