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Las 3 de MUBI

La voz humana

Se habla mucho, siempre pero especialmente por estos días, del director manchego Pedro Almodóvar. Es que se encuentra a punto de estrenar por esta región (ya fue estrenada en Europa), su última película, Madres paralelas, el 18 de febrero en Netflix, y antes, frente al temor de que no llegaría a poder verse en el cine, se estrenará finalmente en algunos pocos cines dos semanas antes, el 3 de febrero. Pero también porque trascendió que su próxima película, estará basada en algunos cuentos del reconocido libro de Lucia Berlin, Manual para mujeres de limpieza (presente en toda lista sobre los mejores libros del año en 2016), y será hablada en inglés y protagonizada por Cate Blanchett.

Hubo antes un ensayo, lo que él mismo manifestó como un “capricho”. El corto La voz humana (2020), presentado fuera de concurso en el Festival de Venecia, ahora disponible en MUBI. En medio de la pandemia, encontró una forma de hacer un film posible, de media hora, con casi una única actriz en gran parte del metraje y que fuera también una prueba sobre si era capaz de rodar en inglés, además de ofrecerle la posibilidad de trabajar con Tilda Swinton y de llevar a la pantalla la obra que Jean Cocteau escribió para teatro en París, en 1930. El balance fue del todo positivo, además de retrotraerlo a las épocas de mayor libertad de sus comienzos, cuando filmaba en Súper 8, con menos riesgos presupuestarios, a la salida de los horarios de sus horas de oficina, en Telefónica y poco después.  De hecho, aseguró tener pensados otros cortometrajes para poder realizar en un futuro cercano. Sin embargo, justamente para no competir con muchos directores y directoras que dan inicio a su carrera a través de este formato, pidió especialmente no estar nominado en dicha categoría en los Premios Goya de ese año.

El texto elegido esta vez no resulta para nada ajeno al director, sino que, por el contrario, ya tuvo fuertes ecos en su obra, en especial en La ley del deseo (1987) en donde Carmen Maura recita parte de sus parlamentos y en Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), en la que el personaje de Pepa, interpretado por la misma actriz, aguarda desesperada el llamado del hombre que decidió dejarla.

En esta versión libre del monólogo, está presente la amante desgarrada al teléfono, hoy celular y ya no los primeros teléfonos de línea de la ciudad parisina, con lo que juega en un momento la protagonista diciendo que la otra voz parece un robot. Esa voz no nos llega, sólo acompañamos los distintos estados emocionales de esta mujer que la recibe, tanto como el despliegue de la actriz. Es por ello que el papel devino un rol requerido desde su estreno. En versiones teatrales, musicales y cinematográficas, supo ser interpretado por Ingrid Bergman, Jeanne Moreau, Simone Signoret y muchas otras, entre las que se destaca Anna Magnani, en la versión del primer capítulo de L´amore de Roberto Rosssellini (1948). Sin embargo, queda en claro en este caso que la visión de Almodóvar es una visita contemporánea a este lamento de amor. Esta mirada estilizada y actualizada queda evidenciada, devalando el artificio de la puesta en escena, en donde, en cierto modo, observamos a una actriz en un set. Como preludio metatextual existe un inicio plástico, además de los títulos como piezas de un gabinete de objetos a la manera de Georges Perec y Tilda Swinton se presenta vestida de teatrales vestidos, uno rojo y uno negro de Balenciaga, con miriñaque, detrás de un lienzo, como anticipando la pasión y el dolor que, como buen melodrama donde se espectacularizan las pasiones, se ponen en escena. Ella misma es aquí una actriz, que en su casa se encuentra en una suerte de set, con un techo de madera falso, escenográfico, que se refiere a los papeles destinados a las mujeres de su edad, que le cuenta ficciones a su amado para simular una entereza que perdió con la compra de un hacha y el consumo de pastillas, y que sólo puede sostener cuando piensa que aún puede volver. Pero esta vuelta desde el presente ofrece cambios sustanciales y no únicamente formales, esta mujer ya no es la que se arrastra en L´Amore, desfallecida y sumisa en la imposición del sufrimiento, sino que, luego del fuego, renace y apela a renovados roles y representaciones de lo femenino.

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Merece una nota aparte, en este generoso diálogo artístico que siempre establece este director con los espectadores, subrayar el muestrario de citas, referencias e intertextualidades que la protagonista pone literalmente sobre la mesa. Libros y películas que dice, siempre compartía con su amado, conforman puentes interpretativos, horizontes comunes que el creador busca manifestarle a su público. Guiños que también establecen diálogos con obras de su propia filmografía. En este caso, además de un libro de Alice Munro (Demasiada felicidad) que nos recuerda su transposición de la autora para su película Julieta (2016), nos anticipa, a través del libro Manual para mujeres de la limpieza de Lucia Berlin, la que vendrá. Surgen también Desayuno en Tiffany´s, de Truman Capote, que sin duda traslada sin escalas al cine clásico y en especial a Audrey Hepburn y Las hijas de otros hombres de Richard G. Stern. Las menciones cinematográficas son amplias, desde Un asunto de familia (Shoplifters, Palma de Oro en Cannes 2018), a El hilo fantasma (Paul Thomas Anderson, 2017), Kill Bill (Quentin Tarantino, 2003-2004) que nos puede hacer pensar al periplo, en este caso interno, de los personajes y actuaciones femeninas como también en Jackie (Pablo Larraín, 2016) y como eje central los melodramas de Douglas Sirk, Lo que el cielo nos da (1955) y Escrito en el viento (1956).

Anna Magnani en “Una voce umana” 1era parte de L´amore (Roberto Rossellini, 1948)

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