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Las 3 de Netflix

Los dos papas

 (The Two Popes, Fernando Meirelles, 2019)

Su carrera comienza en la producción de televisión y en los cortometrajes que filmó mientras estudiaba en la facultad de Arquitectura y Urbanismo de San Pablo. Uno de sus largometrajes destacables es Domésticas que dirigió junto con Nando Olival, que se emparenta con Una segunda madre (Que horas Ela Volta, Anna Muylaert, 2015) también brasileña y la más actual y renombrada Roma (Alfonso Cuarón, 2018).

El nombre de Fernando Meirelles dio la vuelta al mundo por la codirección, junto con Kátia Lund, de Ciudad de Dios (Cidade de Deus, 2002) basada en el libro homónimo de Pablo Lins.  Este film recorrió el mundo con buenas críticas y recaudaciones mostrando la vida de varias décadas en la favela del mismo nombre. Se cuenta que para poder filmar dentro de ella tuvo que adaptarse a las reglas que le plantearon, como ser trabajar con muchos habitantes de la misma lo que resultó ser una buena idea. Pero lo que más caracterizó al film tanto para amantes como para detractores del mismo tiene que ver con el trabajo formal y las impactantes escenas que se ponen en juego. En primer término, él mismo posee una construcción formal que cuenta con un montaje vertiginoso, cámaras rápidas con una estética cercana al videoclip propia de su formación televisiva en los 90, esto para reflejar una vida basada en la violencia, lo que puede tender al estereotipo y una cierta espectacularización de la misma. El film llegó al Festival de Cannes y a los Oscars entre otras entregas.

Luego realizó producciones internacionales como El jardinero fiel (The Constant Gardener, 2005), basada en la novela de John Le Carré, con Ralph Fiennes y Rachel Weisz que les valió importantes premios a todos. Weisz fue galardonada como mejor actriz de reparto (Oscar, Globo de Oro) y hubo Premios del Cine Independiente británico entre otros para los tres. Después fue el turno de una transposición de novela de Saramago Ensayo sobre la ceguera (1995) para su film Ceguera (Blindness, 2008), que contó en su elenco con Julianne Moore y Mark Ruffalo además de Gael García Bernal.

En el caso de Los dos papas se trata de otro film de Netflix, plataforma streaming que viene dando sendas pruebas de su decisión de formar parte del mundo del cine. Si bien el director asegura que se trata de un film que está absolutamente basado en hechos reales, habría que pensar más bien en una construcción ficcional con ciertos lazos con el mundo real. El guionista del mismo es Anthony McCarten, (La teoría del todo, Las horas más oscuras, Rapsodia Bohemia) y a partir de lo contado por los actores fue el gran autor de lo que se dice porque casi no existió espacio para la improvisación.

 El film comienza con el cónclave para elegir el próximo papa a la muerte de Juan Pablo II, y se basa en un encuentro ficcional entre el por entonces Cardenal Bergoglio (Jonathan Pryce, que ya representó a Perón en la película de A. Parker) y el Papa Benedicto XVI, alias Joseph Ratzinger (Anthony Hopkins).

Si bien otros encuentros sin duda tuvieron lugar, como revelan las imágenes reales que por momentos el film intercala, no exactamente los que revelan en el film. Como aseguran en el interesante  artículo de la BBC sobre lo real y la ficción en este film  (Link: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50921514) , no hay nada que constate precisamente estos encuentros previos a la elección del Papa Francisco .

Con una realización potente y ágil desde lo visual, lo auditivo y el ritmo, transita un formato genérico de tipo ‘buddy movie”, género que se basa en dos protagonistas masculinos que, muchas veces son opuestos en sus personalidades, pero terminan transformándose el uno con el otro y forjando una amistad, enriquecidos ambos por las diferencias.

Además de transitar distintos temas con más o menos libertad y bastante polémica, como el pasado de Bergoglio durante la dictadura, filmado en nuestro país y con Juan Minujín como un Francisco joven, se narran diferentes sucesos como su trabajo en un laboratorio, la historia de amor (con compromiso incluido sólo en el film) además de la cuestión de los “Vatileaks” que golpea la gestión de Benedicto.

Pero sin duda, como se ha dicho, el foco está puesto en la relación entre “los dos papas”. No se hace mención al tormentoso pasado de Ratzinger respecto a su participación en las juventudes hitlerianas ni sobre nada de su historia. La idea del acercamiento de los mismos también implica contarse sus culpas (como se ha dicho, no del mismo modo en cada uno), siendo la escucha del otro una forma de redención de las mismas.

Sin dudas, la película establece un espíritu “tribunero”, poniendo como personaje central y positivo a Francisco, y estableciendo el resto como contrapunto para ayudar en la construcción de esta figura para contraponer dos formas de entender el rol y el funcionamiento de la Iglesia Católica.

Sin embargo, dichos encuentros se basan también en la búsqueda de un duelo actoral necesario para la intensidad de los mismos. En este punto, también surgen distintas visiones. Si bien el personaje de Benedicto es menos atractivo en términos de identificación y simpatía del espectador, este alemán dogmático, músico y conservador, personificado por la calidad actoral de Hopkins adquiere una gran solidez y dimensión. En el caso de Pryce, si bien la caracterización de personaje y la gran cantidad de escenas lo acompañan, por momentos pareciera no serle fácil sostener el protagonismo frente a la presencia de su colega.

Tráiler Los dos papas

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