Las 3 de Netflix

Mi maestro el pulpo

 En este documental ganador del Bafta y el Oscar a mejor documental, triunfó por sobre el documental chileno El agente topo (reseña en Las 3 de Netflix), la propuesta más sugerente ocurre debajo del nivel del mar. El escenario ofrecido es el de las aguas del océano Atlántico, frente a las costas sudafricanas y nos ofrecen la experiencia del actor social que aquí acompañamos, el cineasta llamado Craig Foster, proteccionista del lugar a través de la cofundación de Sea Change Project.

El relato intercala los momentos de sumersión (sin tanque de oxígeno ni traje de neopreno para poder percibir todo más directamente) con los momentos en los que él explica su camino dentro del formato documental conocido como “de cabezas parlantes”. Si bien se da la impresión de tratarse de una construcción personal del director, y lo fue en un primer momento, se encuentra luego bajo la dirección de Pippa Ehrlich y James Reed.

En su observación submarina el protagonista sigue a una pequeña pulpo a la que ve desarrollar su ciclo vital y a través de la cual establece interpretaciones sobre la vida humana en general y sobre su propia historia. Por un lado, se ofrece un gran aprendizaje para quienes vamos conociendo a los seres que habitan ese espacio, la inteligencia del pulpo y la organización de los comportamientos que allí se despliegan. Para este punto, el documental cuenta con asesoramiento científico que respalda gran parte de las informaciones que se nos brindan.

Pero lo objetable viene de la mano de las interpretaciones que se trasladan a la propia vida, sobre la cual escuchamos exponer a Craig. Ocurre que invetablemente la belleza de ese bosque de algas sumergido y el universo de los seres que vive en él es tan potente que dan ganas de más tiempo ahí y de menos exposición sobre una autoexploración.Es que los acercamientos de esa pequeña pulpo son tan sutiles y elocuentes al mismo tiempo, su inteligencia y diferencia tan apasionantes, que por momentos, puede irritar la necesidad de la perfecta adecuación al ser humano. Como si el aprendizaje sólo pudiera manifestarse en la posibilidad de extraer aquello en donde podemos reflejarnos y no en las diferencias de la otredad.  Conocer y nadar en esta geografía privilegiada permite darnos la impresión de bañarnos en otras aguas y no quedarnos en el reflejo de nosotros mismos que ellas nos devuelven.